La NASA descubrió el origen de una señal del Espacio detectada hace más de cuatro décadas. Tras un estudio, se determinó que la emisión provenía de un planeta destruido.
El indicativo fue registrado por primera vez en 1980, desde la Nebulosa Hélice. El fenómeno está vinculado a una enana blanca, un tipo de estrella pequeña que ha desgastado su combustible y que se encuentra a más de 650 años luz de la Tierra.
Se concluyó que el planeta migró hacia el astro por interacciones gravitacionales con otros cuerpos de su sistema. Al acercarse demasiado, fue destrozado por la fuerza de marea estelar, lo que dispersó su material.
Posteriormente, estos fragmentos fueron absorbidos por la enana blanca, generando emisiones de rayos X que fueron captadas en nuestro planeta.
En ese sentido, los observatorios Chandra y XMM-Newton, respaldan esta teoría y sugieren que podría existir una nueva categoría de enanas blancas con restos planetarios.